Las huchas de Paula y Rubén

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Las huchas de Paula y Rubén

El cuento de Las huchas de Paula y Rubén

Paula y Rubén eran 2 hermanos que tenían un montón de cosas en común. A los 2 les agradaba mucho jugar juntos en casa, ver películas de dibujos animados y salir a correr al parque con el resto pequeños. Mas asimismo había alguna diferencia entre ellos.
Paula, que era un par de años mayor, siempre y en todo momento tenía presente los consejos que le daban los mayores y, no obstante, Rubén, era un tanto más trasto y menos responsable.
Como cada año, festejaban su celebración de aniversario juntos pues uno había nacido el veintiuno y otro de veintidos de Diciembre. Aprovechaban para hacer una celebración con toda la familia y un montón de amigos.
Ese año, su abuela Mercedes les obsequió una hucha con forma de cerdo a cada uno de ellos.
– Os regalo estas huchas a fin de que vayáis guardando dinero y de este modo aprendáis a ahorrar
A Paula le agradó mucho la idea, mas Rubén no sabía realmente bien para qué exactamente servía eso de ahorrar, conque le preguntó:
– Abuela, ¿y para qué exactamente deseo ahorrar?
– Ahorrar es buena forma de aprovechar lo que tenemos y utilizarlo cuando de veras nos sea preciso – le explicó la abuela.
De forma que los 2 pusieron sus huchas en la estantería de su habitación y, desde ese día, toda vez que sus abuelos, sus tíos o bien alguien les daba alguna moneda, Paula decía:
– Rubén, meteremos las monedas en las huchas. ¡Debemos ahorrar!
– Pfff…¡ deseo adquirir gominolas y chuches! …ya las voy a meter otro día.
Día a día siempre y en todo momento pasaba lo mismo. Paula recordaba las palabras de su abuela y siempre y en todo momento metía sus monedas en la hucha. Mas Rubén no. Él siempre y en toda circunstancia prefería gastar su dinero.
Un día, la abuela Mercedes fue a verlos y les preguntó:
– ¿Me enseñáis vuestros cerdos? ¡Seguro que pesan un montón!
Paula le enseñó su hucha llena de monedas, mas Rubén sabía que la suya estaba vacía. Cuando la abuela vio la hucha de Rubén, le dijo:
– ¡Mas Rubén, tu hucha no tiene ni una moneda! ¡De esta forma jamás vas a tener dinero ahorrado para cosas esenciales!
Mas Rubén se hizo el remolón y prosiguió sin hacer caso del consejo de su abuela.
El tiempo pasó y, un día, fue a casa de Paula y Rubén uno de sus primos mayores para decirles que al siguiente fin de semana todos y cada uno de los primos iban a ir a un parque de atracciones chulísimo.
A Paula y Rubén les encantó el plan y desearon apuntarse, mas, cuando le preguntaron a sus progenitores si podían ir, se llevaron una sorpresa:
– Vale, podéis ir. Mas esto es una cosa que deberéis abonar con vuestros ahorros – les explicó su madre.
Paula se puso contentísima y fue corriendo a romper su cerdo y contar el dinero que había ahorrado, mas Rubén, se puso realmente triste pues sabía que en su cerdo no había ni una moneda.
– Rubén, ¡Te lo afirmé! ¡Debías haber hecho caso a la abuela y haber metido tus monedas en la hucha! – le afirmó Paula
Rubén se quedó realmente triste al saber que no podría ir con sus primos al parque de atracciones. Estuvo un día pensando sobre lo esencial que era ahorrar y se dio cuenta del fallo que había cometido.
– De ahora en adelante no me voy a gastar el dinero en estupideces y voy a llenar mi cerdo de monedas – pensó.
Paula se dio cuenta de lo malo que estaba su hermano pequeño y deseó ayudarlo:
– Rubén, ¿sabes que he ahorrado un montón de dinero?
Rubén la miró con cara de enfado sin decir ni mu.
– Si me prometes que de ahora en adelante aprenderás a ahorrar, te regalo la entrada del parque de atracciones. En mi cerdo hay suficiente dinero para adquirir 2 entradas.
Rubén se puso contentísimo, le dio las gracias mil veces a Paula y le prometió que aprendería a ahorrar a partir de ahora. Y de esta forma fue. Los 2 se fueron con sus primos al parque y, desde ese instante, los cerdos estuvieron siempre y en todo momento llenos de monedas.

Qué aprendimos del cuento Las huchas de Paula y Rubén

Este cuento explica a los pequeños que deben aprender a ahorrar, mas asimismo a ser desprendidos, en especial con las personas a las que deseamos como son nuestros hermanos.
Lo hace a través del ejemplo de Paula, que pues sí tiene presente los consejos de su abuela, consigue ahorrar mucho dinero. La pequeña prueba su gran corazón y el amor que siente por su hermano compartiendo con él el fruto de su esmero.

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