El Viejo árbol

Hoy el Cuento de la categoria Cuentos Originales sobre El Viejo árbol

El Viejo árbol

El cuento de El Viejo árbol

Érase una vez un árbol que tenía cientos y cientos de años. Era tan viejo que todos y cada uno de los animales del bosque lo conocían y siempre y en todo momento estaba lleno de pájaros y animales que se sentaban en sus ramas.
Todas y cada una de las primaveras el árbol se llenaba de bonitas hojas verdes y de muy, muy ricos frutos y eso hacía que se sintiera muy feliz.
– ¡Venid a mis ramas a albergaros del sol y a escalar para divertiros! ¡Además de esto podréis comer todo cuanto deseéis! – afirmaba el árbol a todos.
Un día, unos pequeños pasaron por allá y vieron al bello árbol. Todos fueron a subirse a su leño. El árbol estaba contentísimo pues hacía feliz a los pequeños. Claro que en ese instante no se imaginaba lo que terminaría ocurriendo.
Los pequeños iban día tras día a jugar al árbol y como no tenían ningún cuidado y solo se preocupaban por pasárselo bien, arrancaban sus hojas y partían sus ramas.
Los animales se iban asustados cuando los veían.
– ¡Ahí vienen los pequeños! ¡Tened cuidado! – chillaban los animales.
El pobre árbol estaba cada vez menos frondoso y tenía muchas ramas partidas. Se sentía enclenque y mustio y echaba de menos a los animales que ya no se atrevían a subirse a sus ramas.
Unos pájaros se percataron de que el árbol estaba realmente triste y se aproximaron a preguntarle:
– Viejo árbol, ¿Por qué razón estás tan triste?
– Me chifla que todos vengan a jugar con mis ramas y a comer mis frutos, mas hay unos pequeños que toda vez que vienen me hacen mucho daño y amedrentan a los animales – respondió el árbol.
Los pájaros se quedaron realmente tristes al ver que aquel árbol tan viejo perdía su belleza y fuerza. Debían lograr por todos y cada uno de los medios que los pequeños lo cuidasen a fin de que recobrase su fuerza y pudiera proseguir haciendo feliz a todos.
Entonces, fueron a charlar con los niños:
– Amigos, terminamos de ver al Viejo árbol del bosque y nos ha contado que estáis haciéndole daño en sus ramas y su leño. Se siente poco a poco más enclenque y el resto de animales se atemorizan mucho al veros.
Los pequeños, que no eran siendo conscientes de que verdaderamente estaban comportándose mal con el árbol, respondieron:
– A ese viejo árbol no le pasa nada por el hecho de que juguemos en sus ramas. Si se las partimos y le arrancamos las hojas ya le van a salir otras. ¡Los árboles están para eso!
Los pájaros advirtieron a los pequeños de que era preciso cuidar de los árboles y plantas pues si no los cuidaban día tras día, habría un día en el que perderían su fuerza y jamás más podrían aflorar hojas ni dar frutos para comer, mas a los pequeños les dio igual y prosiguieron actuando igual.
El Viejo árbol estaba poco a poco más enclenque. Todos y cada uno de los animales estaban preocupadísimos especialmente cuando vieron que al llegar la primavera el árbol no tuvo ni una hoja verde y no dio ningún fruto del que pudiesen comer.
Entonces, fueron a charlar con los pequeños nuevamente a fin de que viesen lo que estaban logrando. Mas por más que los animales les explicaban lo que pasaba, a los pequeños les daba igual.
– ¡No pasa nada! ¡Ya van a dar hojas y frutos! ¡Nosotros no tenemos la culpa! ¡A los árboles se les pueden arrancar las hojas y partir las ramas! – afirmaban
Pasaron los años y el Viejo árbol ya no tenía ninguna fuerza y los animales no sabían qué hacer.
– Pequeños, ¿veis como teníamos razón? Este árbol va a dejar de vivir si no dejáis de tratarlo mal – afirmaron los animales.
Los pequeños, al ver que el árbol verdaderamente estaba tan enclenque, se percataron de que habían cometido un fallo muy grande y se sintieron muy mal.
– Esto es por culpa nuestra, lo sentimos mucho. No lo hemos tratado bien y ahora el árbol está a puntito de fallecer… Debemos hacer algo.
Los pequeños aprendieron la lección y jamás más trataron mal a los árboles y las plantas y con la ayuda de los animales mimaron tanto al árbol que lograron que estuviera de nuevo frondoso y lleno de hojas y frutos.

Qué aprendimos del cuento El Viejo árbol

Este cuento trata de explicar a los pequeños lo esencial que es que respeten el medioambiente y la naturaleza. Si bien puedan opinar que no pasa nada por arrancar una hoja a un árbol, como hacen los pequeños protagonistas de esta historia, esta clase de acciones tienen consecuencias con el tiempo y por este motivo los pequeños deben comprender que como respetan a las personas y los animales, deben hacer lo mismo con árboles y plantas.

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