La Bella y la Bestia

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La Bella y la Bestia

El cuento de La Bella y la Bestia

Había una vez un comerciante acaudalado que tenía 3 hijas. Las 3 eran muy preciosas, mas lo era en especial la más joven, a quien todos llamaban desde pequeña Preciosa. Aparte de bonita, era asimismo benevolente y de ahí que sus orgullosas hermanas la envidiaban y la consideraban imbécil por pasar el día tocando el piano y rodeada de libros.
Sucedió que súbitamente el comerciante perdió todo lo que tenía y no le quedó solamente que una humilde casa en el campo. Debió trasladarse allá con sus hijas y les afirmó que no les quedaba más antídoto que aprender a labrar la tierra. Las 2 hermanas mayores se negaron desde el primer instante al paso que Preciosa se encaró con resolución a la situación:
– Llorando no lograré nada, trabajando sí. Puedo ser feliz si bien sea pobre.
Conque Preciosa era quien lo hacía todo. Preparaba el alimento, limpiaba la casa, cultivaba la tierra y hasta hallaba tiempo para leer. Sus hermanas, lejos de estarle agradecidas, la insultaban y se burlaban de ella.
Llevaban un año viviendo de este modo cuando el comerciante recibió una carta en la que le notificaban de que un navío que terminaba de llegar traía mercaderías suyas. Al escuchar la noticias las hijas mayores solo pensaron en que podrían recobrar su vida precedente y se apuraron a solicitarle a su padre que les trajese costosos vestidos. Bella en cambio, solo solicitó a su padre unas fáciles rosas en tanto que por allá no medraba ninguna.
Mas el comerciante apenas pudo recobrar sus mercaderías y volvió tan pobre como anteriormente. Cuando no le quedaba mucho para llegar hasta la casa, se desató una tormenta de aire y nieve horrible. Estaba fallecido de frío y apetito y los alaridos de los lobos sonaban poco a poco más cerca. Entonces, vio una lejana luz que procedía de un castillo.
Al llegar al castillo entró dentro y no halló a absolutamente nadie. No obstante, el fuego estaba encendido y la mesa rebosaba comida. Tenía tanta apetito que no pudo eludir probarla.
Se sintió tan agotado que halló un aposento y se acostó en cama. Al día después halló ropas limpias en su habitación y una taza de chocolate caliente aguardándole. El hombre estaba seguro de que el castillo debía ser de un hada buena.
A punto estaba de irse y al ver las rosas del jardín recordó la promesa que había hecho a Preciosa. Se dispuso a cortarlas cuando sonó un estrépito horrible y apareció ante él una bestia enorme.
– ¿Es de este modo como pagáis mi gratitud?
– ¡Lo siento! Yo solo pretendía… son para una de mis hijas…
– ¡Basta! Os excusaré la vida a condición de que una de vuestras hijas me ofrezca la suya a cambio. Ahora ¡iros!
El hombre llegó a casa exhausto y apesadumbrado por el hecho de que sabía que sería la última vez que volvería a ver a sus 3 hijas.
Entregó las rosas a Preciosa y les contó lo que había sucedido. Las hermanas de Hermosa empezaron a insultarla, a llamarla antojadiza y a decirle que tenía la culpa de todo.
– Voy a ir , afirmó con solidez
– ¿De qué forma afirmas Preciosa?, preguntó el padre
– He dicho que voy a ser quien vuelva al castillo y entregue su vida a la bestia. Por favor padre.
Cuando Preciosa llegó al castillo se sorprendió de su esplendor. Más todavía cuando halló escrito en una puerta “aposento de Bella” y halló un piano y una biblioteca. Mas se sentó en su cama y deseó con tristeza saber qué estaría haciendo su padre en aquel instante. Entonces levantó la vista y vio un espéculo en el que se reflejaba su casa y a su padre llegando a ella.
Hermosa comenzó a meditar que la bestia no era tal y que era realmente un ser realmente afable.
Esa noche bajó a cenar y si bien estuvo nerviosísima al comienzo, fue dándose cuenta de lo humilde y benevolente que era la bestia.
– Si hay algo que deseéis no tenéis más que pedírmelo, afirmó la bestia.
Con el tiempo, Preciosa empezó a sentir cariño por la bestia. Se daba cuenta de lo mucho que se esmeraba en agradarla y todos y cada uno de los días descubría en él nuevas virtudes. Mas a pesar de eso, cuando todos y cada uno de los días la bestia le preguntaba si deseaba ser su esposa siempre y en todo momento respondía con honestidad:
– Lo siento. Sois buenísimo conmigo mas no creo que pueda casarme con vos.
La Bestia a pesar de eso no se enojaba sino lanzaba un largo suspiro y desaparecía.
Un día Preciosa le solicitó a la bestia que le dejase ir a ver a su padre, puesto que había caído enfermo. La bestia no puso ningún obstáculo y solo le solicitó que por favor volviese pronto si no deseaba encontrárselo fallecido de tristeza.
– No permitiré que mueras bestia. Te prometo que volveré en 8 días, afirmó Preciosa.
Hermosa estuvo en la casa de su padre a lo largo de diez días. Pensaba ya en regresar cuando soñó con la bestia yaciendo en el jardín del castillo medio fallecida.
Retornó inmediatamente al castillo y no lo vio por ninguna parte. Recordó su sueño y lo halló en el jardín. La pobre bestia no había podido aguantar estar lejos de ella.
– No os preocupéis. Muero sosegado por el hecho de que he podido veros de nuevo.
– ¡No! ¡No os podéis fallecer! ¡Voy a ser vuestra esposa!
Entonces una luz fantástica alumbró el castillo, sonaron las campanas y reventaron fuegos de artificio. Preciosa se dio la vuelta cara la bestia y, ¿dónde estaba? En su sitio había un apuesto príncipe que le sonreía dulcemente.
– Gracias Hermosa. Habéis roto el hechizo. Un hada me condenó a vivir con esta forma hasta el momento en que encontrara a una joven capaz de quererme y casarse conmigo y vos lo habéis hecho.
El príncipe se casó con Hermosa y los dos vivieron juntos y felices a lo largo de muchos muchos años.

Qué aprendimos del cuento La Bella y la Bestia

Este fantástico cuento nos da una lección magistral de bondad y amor. Nos prueba hasta dónde puede llegar el amor de una hija por su padre, a través del personaje de Hermosa que se sacrifica entregando su vida a cambio de la de su padre. Lo hace asimismo a través del personaje de bestia que se muestra cortés, bueno y afable con Bella desde el primer instante probando con lo que la ama.
Otro aspecto esencial que nos cuenta esta historia es la relevancia del optimismo. Hermosa es optimista ante cada situación que se le plantea, por difícil que sea. Primero cuando debe abandonar a todo y también irse al campo y después cuando debe irse a vivir con la bestia. Nos viene a decir, resumiendo, que con optimismo vamos a ser capaces de encarar todas y cada una de las dificultades con las que nos hallemos.
La última enseñanza que debemos extraer de este cuento es fácil mas importantísima: “la belleza está en el interior” con lo que no debemos juzgar a absolutamente nadie por su apariencia.
A través del personaje de Bestia, los pequeños van a poder comprender que el valor real y genuino de una persona no está en su imagen o bien en su apariencia sino más bien en las virtudes que guarda dentro de sí.

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