La Sirenita

Hoy el Cuento de la categoria Cuentos Clásicos sobre La Sirenita

La Sirenita

El cuento de La Sirenita

En la mitad del mar, en las más grandes profundidades, se extendía un reino mágico, el reino del pueblo del mar. Un sitio de excepcional belleza rodeado por flores y plantas únicas y en el que se hallaba el castillo del rey del mar.
Él y sus 6 hijas vivían felices en la mitad de tanta belleza. Ellas pasaban el día jugando y cuidando de sus flores en los majestuosos jardines de árboles azules y colorados. La más pequeña de ellas, era la más singular. Su piel era blanca y suave, sus ojos grandes y azules, mas como el resto de las sirenas, tenía cola de pez. A la pequeña sirena le maravillaban las historias que su abuela contaba sobre los humanos, tanto que cuando halló una escultura de un hombre en los restos de un navío que zozobró no se lo pensó y se la llevó para ponerla en su jardín. La abuela les contó que cualquier día conocerían la superficie.
– Cuando cumpláis 15 años podréis subir a la superficie y podréis contemplar los bosques, las urbes y todo cuanto hay allá. Hasta ese momento está prohibido.
La pequeña sirena aguardó a que llegase su turno deseosa, imaginando como sería el planeta de allí arriba. Toda vez que a una de sus hermanas le llegaba el turno y cumplía los 15 años, escuchaba atentamente las cosas que contaba y eso aumentaba sus ganas pues llegase el instante de subir.
Tras años de espera al fin cumplió 15 años. La sirena subió y se halló con un enorme navío en el que festejaban una celebración. Oía música y alboroto y no pudo eludir acercarse para intentar ver por medio de una de sus ventanas. Entre la gente distinguió a un joven apuesto, que resultó ser el príncipe, y por quien quedó embelesada al observar su belleza.
Prosiguió allá mirando hasta el momento en que una tormenta cayó sobre ellos súbitamente. El mar empezó a rugir de forma fuerte y el navío comenzó a dar tumbos tal y como si se tratara de un barco de papel, hasta el momento en que por último consiguió partirlo y mandarlo en el fondo del mar. En la mitad del naufragio la Sirenita procuró al príncipe, consiguió salvarlo y llevarlo sano y salvo hasta la playa. Estando allá oyó a unas muchachas que se aproximaban, y de forma rápida nadó hasta el mar por temor a que la viesen. En la distancia vio como su príncipe se despertaba y lograba levantarse.
La Sirenita prosiguió subiendo a la superficie todos y cada uno de los días con la esperanza de ver a su príncipe, mas jamás lo veía y cada vez retornaba más triste en el fondo del mar. Mas un día se armó de valor y decidió visitar a la hechicera del mar a fin de que le ayudase a ser humana. Estaba tan enamorada que era capaz de abonar a cambio cualquier costo, por alto que fuera. Y vaya si lo fue.
– Te voy a preparar tu brebaje y vas a poder tener 2 piernecitas. Mas a cambio… ¡vas a deber abonar un coste!
– Deseo tu don más apreciado, ¡tu voz!
– ¿Mi voz? Mas si no hablo, ¿de qué forma voy a enamorar al príncipe?
– Deberás apañarte sin ella. Si no, no hay trato
– Está bien
La desalmada hechicera le advirtió que jamás más podría regresar al mar y que si no lograba enamorar al príncipe y este contraía matrimonio con otra mujer, moriría y se transformaría en espuma de mar. La Sirenita estaba asustadísima mas pese a todo, admitió el trato.
La sirena se tomó la poción y se despertó en la ribera de la playa al día después. Su cola de sirena ya no estaba, en su sitio tenía 2 piernas. El príncipe la halló y le preguntó quién era y de qué manera había llegado hasta allá, la sirena procuró responder mas recordó que había entregado su voz a la hechicera. Pese a esto la llevó hasta su castillo y dejó que se quedase allá. Entre los 2 brotó una bonita amistad y cada vez pasaban más tiempo juntos.
Pasó el tiempo y el príncipe le anunció al día después su boda con la hija del rey vecino. La pobre sirena se llenó de tristeza al escuchar sus palabras mas pese a eso lo acompañó en la celebración de sus nupcias y festejó su dicha como el resto de los convidados. Mas sabía que esa sería su última noche, puesto que como le había advertido la hechicera, se transformaría en espuma de mar al amanecer. A puntito de amanecer, mientras que contemplaba triste el horizonte, aparecieron sus hermanas con un cuchillo entre las manos. Era un cuchillo mágico que les había dado la hechicera a cambio de sus pelos y con el que si conseguía matar al príncipe podría regresar a transformarse en sirena.
La sirenita se aproximó silenciosa al príncipe, que dormía y levantó el cuchillo…pero se percató de que era inútil de terminar con él, si bien esta fuera su única ocasión de continuar viva.
De tal modo que se lanzó al mar y mientras que se transformaba en espuma, conoció a unas criaturas espirituales: las hijas del aire.
– Aún tienes una ocasión de lograr un ánima inmortal. Deberás pasar trescientos años haciendo el bien como nosotras, y después vas a poder volar al cielo.
Mientras que las escuchaba vio de qué manera el príncipe la procuraba en el navío, y en la distancia continuó contemplándolo mientras que una lágrima, la primera de su vida, empezó a aflorar por su mejilla.

Qué aprendimos del cuento La Sirenita

El cuento de la Sirenita es un caso de bondad, amor y entrega, en tanto que la chavala siente un amor tan grande por el príncipe que es capaz de exponerlo todo, aun su vida, por estar junto a él. Aparte de este, otro valor que pone de manifiesto el cuento es el sacrificio. La Sirenita se sacrifica una primera vez perdiendo su voz con la esperanza de conseguir de esta forma conocer al príncipe y lo hace nuevamente al final cuando tiene la ocasión de matarlo y proseguir viva y no obstante no lo hace – acá vuelve a dejar claro con esta acción la grandiosidad de su amor – Sacrifica su vida por la del príncipe y nos recuerda hasta dónde es capaz de llegar el amor.

Leave a Reply