Supertomate… ¡al rescate!

Hoy el Cuento de la categoria Cuentos Originales sobre Supertomate… ¡al rescate!

Supertomate... ¡al rescate!

El cuento de Supertomate… ¡al rescate!

Había una vez un pequeño llamado Tomás al que no le agradaba comer ni verdura ni fruta. Sus papás se enojaban mucho con él, mas a él le daba lo mismo.
Un día Tomás se puso enfermísimo. Se quejaba de un fuerte dolor de barriga. Sus papás se amedrentaron mucho y lo llevaron al centro de salud. Los médicos no comprendían lo que le pasaba.
– ¿Hace ejercicio este pequeño? -preguntó uno de los pediatras
– Sí, hace mucho ejercicio -afirmaron los papás de Tomás
– ¿Ha tenido alguna enfermedad recientemente? -preguntó otro médico
– Algún catarro que otro, sí -respondieron nuevamente.
– ¿Comes bien, Tomás? -le preguntó una joven doctora al pequeño.
– Sí, como mucho -afirmó el pequeño.
– Mas, ¿comes de todo?- insistió .
– Bueno…. sí…. Bueno… no…. Como prácticamente de todo
Los progenitores de Tomás lo miraron de reojo. Su madre le confesó a los médicos que Tomás no comía ni frutas ni verduras. La joven doctora intervino de nuevo:
– Tomás, ¿haces caquita todos y cada uno de los días?
– No, hace unos días que no puedo. Me duele mucho -afirmó el pequeño.
Tras examinar a Tomás con mucha atención, los médicos se reunieron para charlar de lo que le pasaba al pequeño. Un rato después se aproximaron a Tomás y a sus papás y les dijeron:
– Este pequeño tiene estreñimiento. No puede hacer caquita pues no come suficiente fibra.
– ¿Suficiente qué? -preguntó Tomás.
– Suficiente fibra, Tomás -repitió el doctor -. La fibra es esencial para poder evacuar los desechos del cuerpo y hacer caquita. Si no haces caquita, los desechos se amontonan en tu barriguita y te duele.
– ¿Eso desea decir que tengo un basurero en la barriga? -preguntó Tomás.
– ¡Ja ja ja! Algo de esta manera -respondió el doctor-. Además de esto tu sangre nos afirma que te faltan vitaminas y minerales, y eso no es nada bueno.
– ¿Por qué razón?
– Por el hecho de que las vitaminas y los minerales son esenciales a fin de que el cuerpo funcione bien y pueda cumplir con su labor.
Los papás de Tomás se comenzaron a preocupar. Le preguntaron a los médicos si había algo que le pudiesen dar al pequeño a fin de que tuviese las vitaminas, los minerales y la fibra que le faltaba.
– Sí, lo hay -respondió la doctora joven -. Mas esa no es la solución. Este pequeño debe comer fruta y verdura y no le volverá a pasar nada.
– ¡Mas no me agrada! -protestó Tomás.
– Comprendo -afirmó nuevamente la doctora -. Esto es una misión para Supertomate.
En ese instante entró volando un tomate gigante en la habitación, chillando como un loco:
– Supertomate…. ¡¡al rescatee!!
Y se estrelló contra la pared.
A Tomás le hizo tanta gracia que no podía parar de reir. Supertomate se había dado un buen golpe y se había despachurrado un tanto.
– ¿Te duele? -preguntó Tomás a Supertomate.
– ¡Qué va! -afirmó -. Soy un superhéroe. He venido a traerte un antídoto superespecial para tu superproblema. Cierra los ojos, abre la boca y confía en mí.
Tomás hizo lo que le solicitó Supertomate. Con las risas y el jaleo a Tomás no le dio tiempo a pensarlo mucho.
Supertomate le dio unas chuches muy buenas.
– ¡Uhm! ¡Qué bueno está esto! -afirmó Tomás.
– ¿Te agrada?
– ¡¡¡Sí!!!
– Puesto que son…. ¡verduras y frutas!
Supertomate le había dado pedazos friísimos de zanahoria, tomate y pepino, y asimismo de manzana, naranja, pera y melocotón. Lo había partido todo con formas muy jocosas. Resultaba ameno degustar un pedazo de aquellas estrellas y corazones y adivinar qué eran.
Tomás descubrió que las frutas y las verduras estaban verdaderamente buenas, y le solicitó que le diese cada vez más.
Supertomate visitó a Tomás múltiples veces hasta el momento en que logró que comiese de todo de veras. Y cuando el pequeño se fue del centro de salud, le recordó que debía continuar comiendo frutas y verduras todos y cada uno de los días.
Ya en casa, los papás le afirmaron al pequeño que podía solicitarles lo que quisiese, que se lo darían como premio a su gran logro.
– ¡Deseo plantar mis tomates! -afirmó Tomás.
Y de esta manera fue como Tomás comenzó a comer frutas y verduras y a cultivar sus hortalizas.
¡Esas sí que están buenas!

Qué aprendimos del cuento Supertomate… ¡al rescate!

La amena historia de Tomás sirve a fin de que los pequeños comprendan lo esencial que es que lleven una dieta sana y variada. Evidentemente que siempre y en todo momento va a haber cosas que les agraden más que otras, mas pese a eso deben comprender que deben comer de todo y eso como es natural incluye fruta y verdura. No hacerlo puede suponer que, como le ocurre al protagonista de esta historia, terminen enfermos en el centro de salud, y seguro que es una cosa que a ningún pequeño le apetece.

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