El calcetín misterioso

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El calcetín misterioso

El cuento de El calcetín misterioso

Hubo una vez un pequeño muy curioso, llamado Mateo el Valiente, que se adentró en un bosque enigmático en pos de aventuras y fama. Todo el planeta le había advertido sobre los riesgos que el bosque encerraba, mas a él todo eso poco le importaba. Y cuantas más historias le contaban, más ganas tenía de descubrir los secretos que aquel bosque encerraba.
Como os afirmaba, Mateo el Valiente se aventuró a investigar los misterios del aquel bosque prohibido. Tras pasear un buen rato y no haber encontrado ni riesgos ni amenazas ni nada digno de ser contado, decidió sentarse en una piedra que se hallaba a un lado del camino.
– ¡Hay que ver, qué bosque tan desganado! -exclamó Mateo resignado y palpablemente desilusionado.
En ese instante apareció un enigmático hombrecillo y se sentó delante de Mateo, en silencio. Los 2 se miraban fijamente, mas no afirmaban nada. Al cabo del rato, el hombrecillo se quitó un zapato y un calcetín. Después, colgó el calcetín de un árbol y metió el zapato en su bolsa. Y se fue saltando a la pata coja, puesto que otro antídoto no le quedaba.
– ¡Mas qué tipo más estúpido! -afirmó Mateo en voz baja, a fin de que no le oyese absolutamente nadie-. ¿Por qué razón se va a haber quitado un zapato?
-Puesto que para colgar el calcetín, pedazo de zoquete, que semejas un juguete con cara de cojín -afirmó una voz.
-¿Quién habla? ¿De dónde ha salido esa voz? -preguntó el pequeño.
-Colgado estoy de una rama aguardando tu jugada, y si no me coges pronto vas a quedarte como un estúpido.
-¿De qué forma? ¿Un calcetín que habla…. en verso?
-Muchos secretos oculto, muchas historias y algún misterio. Y si piensas con criterio los hallarás bien en el fondo.
Mateo el Valiente estaba un tanto desconcertado. Pese a todo, se abalanzó sobre el calcetín para meter la mano dentro y descubrir lo que ocultaba aquel calcetín enigmático.
Justo en ese instante, Mateo vio aparecer al extraño hombrecillo dando saltos sobre una pierna repitiendo sin parar uno de los versos del calcetín.
-Y si piensas con criterio… Y si piensas con criterio… Y si piensas con criterio…
Mateo el Valiente de paró en secó, sorprendido por aquel acontencimiento tan extraño y peculiar.
Entonces se le ocurrió que podría mirar en el calcetín ya antes de meter la mano, por si las moscas se hallaba alguna sorpresa desapacible. Se aproximó cuidadosamente y, de súbito, un bicho piloso con muchas patas y ciertos pinchos se asomó por el calcetín. El bicho miró a Mateo. Mateo miró al bicho. Y tras 3 segundos que se hicieron eternos, el bicho se ocultó.
En ese instante, el calcetín charló de nuevo:
– ¡Maldito hombrecillo cotilla! Prácticamente cazo a este insensato. ¿Qué pondré en el plato, si se me ha escapado la cenilla?
Cuando oyó esto, Mateo el Valiente echó a correr todo lo veloz que pudo, y no paró hasta el momento en que llegó a su casa. Cuando llegó halló una nota pinchada en la puerta que afirmaba así:
La prudencia tienes que aprender
y a mirar con atención,
puesto que va a ser siempre y en toda circunstancia tu deber
practicar la observación
no te vaya a embaucar
un individuo parlanchín.
El día de hoy ha sido un calcetín
que resultó ser un liante
que si te desatiendes te echa el guante
para conseguir su botín.
Aquel día nuestro amigo aprendió una lección esencial, y comenzó a prestar atención a los consejos que le daban los mayores. Y desde aquel instante dejaron de llamarle Mateo el Valiente para transformarse en Mateo el Prudente (y además de esto comenzó a charlar en verso todo cuanto podía, puesto que eso de las rimas le había hecho mucha gracia).

Qué aprendimos del cuento El calcetín misterioso

Este cuento nos enseña lo esencial que es ser prudentes, en tanto que nos ayuda a eludir riesgos. Si no lo somos y por poner un ejemplo nos fiamos de cualquiera como hace Mateo el Valiente, nos puede pasar que nos procuren mentir.

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