Lui, el gnomo perezoso

Hoy el Cuento de la categoria Cuentos Originales sobre Lui, el gnomo perezoso

Lui, el gnomo perezoso

El cuento de Lui, el gnomo perezoso

Lui era un gnomo al que le costaba mucho trabajo levantarse por las mañanas, y siempre y en todo momento se quedaba en cama hasta más de las 12 durmiendo para librarse de esta forma de las labores que había que hacer en la aldea. Sus compañeros ya no sabían qué hacer para despertarlo, hasta el momento en que por último dejaron de procurarlo.
Un día, cuando amaneció, los gnomos más madrugadores vieron en la distancia que se aproximaba algo extrañísimo. Era una suerte de nube negra que avanzaba despacio. Jof, el jefe de la aldea, procuró a sus amigos los pájaros a fin de que se acercaran volando a ver qué era aquello que se aproximaba, mas estaban tan asustados que no fue capaz de localizar a ninguno que quisiese ir.
– Yo voy a ir a ver qué es aquello, jefe Jof- afirmó Doper, el gnomo explorador.
– Está bien, amigo -respondió el jefe -. Mas sé prudente y no te aproximes demasiado.
Cuando Doper volvió no traía buenísimas noticias. Lo que se aproximaba era una nube de insectos negros y pilosos que iban devorando todo a su paso.
– Amigos y vecinos -afirmó Jof a los gnomos que estaban con él -debemos recoger nuestra cosas velozmente y marcharnos de acá. Lo que se aproxima no es nada bueno.
Los gnomos fueron a buscar a sus familias y a preparar su equipaje para irse de manera rápida de allá. En menos de una hora la aldea quedó vacía. Bueno, vacía totalmente no. Absolutamente nadie se había acordado de ir a despertar a Lui, que proseguía durmiendo plácidamente en su cama.
– ¡Jefe Jof, espere! -chilló Doper -. Nos hemos olvidado a Lui.
– No podemos regresar atrás, es peligrosísimo -respondió Jof.
– Yo voy a ir a procurarlo y nos reuniremos con vosotros.
Doper se fue corriendo, si bien llegó por los pelos. Menos mal que Lui se termina de levantar en ese instante y abrió la puerta de su casa para tomar el aire.
– ¡Corre para dentro Lui! -chilló Doper.
– ¿Qué?
Lui estaba tan dormido que no se había enterado que a menos de 3 pasos tenía una avanzadilla de bichos que le miraban con ojos hambrientos.
Mas aprovechando que la puerta estaba abierta, Doper lo empujó dentro y cerró dando a los bichos con la puerta en las narices.
– Gracias, Doper, si no llega a ser por ti esos bichos me hubiese devorado vivo. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde se encuentran todos?
– En el momento en que nos levantamos esta mañana y vimos que se aproximaban preparamos nuestras cosas y nos fuimos le contó -Doper a Lui.
– Gracias por venir a procurarme, amigo. Siento mucho que de ahí que te hayas quedado conmigo acá encerrado.
Pasaron los días y los bichos, al fin, se fueron. Cuando Doper y Lui salieron vieron que apenas quedaba nada de lo que había sido su aldea.
– Deberíamos ir en busca del resto -afirmó Lui.
– Mas han pasado muchos días, y no sabemos cara dónde han ido -respondió Doper -. Va a ser mejor que nos quedamos acá, seguro que vuelven. Esos bichos destrozarán todo cuanto hallen a su paso y no van a poder quedarse en ningún lugar bastante tiempo.
– Mas no queda nada, está todo destruido -protestó Lui -. ¿Qué comeremos? ¿Qué haremos?
-Reconstruiremos la aldea -afirmó Doper -, y por el alimento despreocúpate, mañana por la mañana madrugaremos para ir a procurarla.
– ¿Madru… qué?
– Me he quedado acá atrapado por ti, amigo, creo que merezco que hagas un esmero y me asistas.
– Llevas razón, Doper. No debería haber dicho eso. Te prometo que te asistiré.
Por la mañana siguiente Lui le dio una enorme sorpresa a Doper. Se había levantado aun más temprano que él para ir a buscar algo para desayunar y comenzar el día con energía.
Entre los 2 amigos comenzaron a reconstruir poquito a poco la aldea. Trabajaron mucho y cuando los gnomos volvieron agradecieron mucho a los 2 amigos que hubiesen arreglado todo.
A Lui no se le volvieron a pegar las sábanas jamás más y descubrió que el día es considerablemente más interesante en el momento en que te levantas temprano con ganas de trabajar y gozar con tus amigos.

Qué aprendimos del cuento Lui, el gnomo perezoso

En esta historia podemos ver hasta dónde es capaz de llegar la amistad franca. La bravura del gnomo Doper, que vuelve a la aldea para despertar al perezoso Lui, nos prueba que por los amigos podemos ser capaces de aceptar peligros y de sacrificarnos.
Así como esta enseñanza, el valor al que otorga más relevancia el relato es el del trabajo y el ahínco, con la pretensión de que los pequeños entiendan que siendo vagos y perezosos jamás lograrán nada bueno.

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