El libro de los sueños

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El libro de los sueños

El cuento de El libro de los sueños

Darío era un pequeño de nueve años al que le encantaba leer. Mientras que su 2 hermanos jugaban juntos, siempre y en toda circunstancia prefería divertirse con las historias y fantasías de sus cuentos de aventuras, de personajes fabulosos, de animales y de un montón de cosas más.
A sus hermanos no les agradaba leer y siempre y en toda circunstancia se metían con él. Le llamaban extraño y se reían de él por el hecho de que siempre y en todo momento se quedaba atontado leyendo.
Un día, Darío fue a visitar a su abuelo. Le agradaba ir a verlo y sentarse a su lado a leerle alguno de sus cuentos. Los 2 gozaban imaginando las historias que contaban los libros. Mas, ese día, su abuelo tenía una sorpresa para él.
– Hace bastante tiempo que tengo guardado un regalo muy singular para ti – le afirmó su abuelo.
Su abuelo sacó una caja de un baúl y se la dio. Cuando Darío la abrió, vio que era un libro realmente bonito y viejo. Nunca había visto ninguno igual.
-Este libro de cuentos me lo obsequió mi abuelo y lo he guardado hasta el momento por el hecho de que es muy singular. Cuando lo leas, todo va a ser pura magia. Deseo que ahora lo tengas – afirmó su abuelo.
Darío se fue a su casa contentísimo. Cuando llegó, fue a su habitación y empezó a leer el primer cuento del libro. Leyó y leyó hasta el momento en que terminó el cuento, mas el cuento estaba sin terminar. ¡El cuento no tenía final!
Darío se quedó realmente triste y meditabundo. Su abuelo le había dicho que cuando leyese esos cuentos todo sería pura magia, mas no pasó nada y, encima, se quedó sin saber como era el final del cuento.
Ya era a la noche y Darío se fue a la cama. Se durmió rapidísimo y, de súbito, vio que estaba en un fabuloso sueño. No era un sueño cualquiera, el sueño era igual que el cuento sin final y Darío lo vivía tal y como si fuera realidad. Podía verlo todo, charlar con los personajes, entrar en sus casas, comer su comida y hasta jugar con todos y cada uno de los pequeños del cuento. ¡Era fabuloso!
Cuando Darío despertó, estaba súper contento. ¡El libro que le había regalado su abuelo era un libro mágico! Los finales solo aparecían en sueños y todo era tan real que podía vivirlo tal y como si estuviera pasando de veras.
Fue la mejor experiencia que había tenido jamás y estaba tan contento que no pudo eludir contarle a sus hermanos que le habían regalado el mejor libro que nunca había leído.
Mas sus hermanos, como era de costumbre se rieron de él.
– ¡¡¡Jajajaja!!! Leer es un rollo y todos y cada uno de los libros son igualmente hastiados. ¡Solo los lees! ¡Eres un extraño!– le afirmaron sus hermanos burlándose de él.
– ¡Eso no es cierto! ¡Leer es súper ameno! Es como ver una película mas imaginando todo. Y este libro que me ha regalado el abuelo es singular. Estoy convencido de que os encantaría si lo leyéseis.
Sus hermanos jamás le hacían caso, mas como ese libro era del abuelo, prestaron un tanto de interés y al final cada uno de ellos leyó un cuento.
– Debéis confiar en vuestra imaginación. Yo tampoco lo comprendí al comienzo mas vais a ver como mañana lo entendéis todo.
Los hermanos de Darío lo miraron con cara de no comprender nada y se fueron a dormir todos.
Al día después sus hermanos estaban desvariados.
– Darío, ¡hemos tenido un sueño mágico! ¡Era tal y como si estuviésemos en el cuento! ¡Ha sido excelente!
– Ya os afirmé que leer era muy ameno. Todos y cada uno de los libros cuentan cosas bien interesantes y nos asisten a imaginar otros mundos y también historias. El libro de los sueños es el mejor libro que he leído jamás, mas, merced a la imaginación, todos y cada uno de los libros pueden ser tan fabulosos como este – afirmó Darío.
Las palabras de Darío persuadieron a sus hermanos y desde ese momento comenzaron a leer libros. Jamás más se rieron de Darío y se percataron de que leer no era tan desganado como creían. ¡Todo lo opuesto! Era una de las cosas más entretenidas que habían hecho jamás.

Qué aprendimos del cuento El libro de los sueños

Esta historia pretende inculcar a los pequeños el amor por la lectura. Para esto nos cuenta la historia de Darío, quien termina por probar a sus hermanos que este hábito es muy ameno y enriquecedor.
No debemos pasar por alto otro esencial valor como es el respeto a el resto. Los pequeños deben aprender a que no está bien portarse como los hermanos de Darío. Deben aprender a respetar a quienes piensen o bien actúen de forma diferente a ellos.

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