Un regalo para Ángel

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Un regalo para Ángel

El cuento de Un regalo para Ángel

Como era un pequeño bueno y cariñoso, el Hada de la Luz decidió retribuir a Ángel con un regalo muy singular. Se coló en su habitación de noche cuando estaba dormido y le dejó algo al lado de la cama.
Cuando despertó, Ángel se halló con aquella fantástica sorpresa. Se levantó de un salto y corrió a informar a su madre.
—¡Mamá, mamá! El Hada de la Luz ha dejado algo para mí al lado de mi cama.
La mamá de Ángel se aproximó a ver qué había pasado. Ciertamente, al lado de la cama del pequeño había algo. El regalo que el Hada de la Luz había dejado para Ángel era increíble.
—¡Es una estrella! –exclamó Ángel con gran alegría.
En ese instante, su hermana pequeña comenzó a plañir. Todos fueron a ver qué le pasaba. Elena, que de esta manera se llamaba la pequeña, tenía mucha fiebre y le dolía la tripita.
Ángel le mostró la estrella a su hermana.
—Elena, coge esto –le afirmó con cariño, dándole la estrella—. Seguro que con ella te vas a curar enseguida.
La pequeña cogió la estrella y la apretó realmente fuerte. Se volvió a tumbar y se volvió a quedarse dormida en su cuna.
Como había sido tan bueno con su hermana, el Hada de la Luz volvió a dejar una estrella al lado de la cama de Ángel esa noche. Cuando se levantó y la vio, Ángel lloraba de alegría. Eduardo, su hermano mayor, salió corriendo a informar a sus progenitores.
—¡Papá, mamá! El Hada de la Luz ha dejado otra estrella para Ángel.
Mas justo en ese instante, Eduardo se resbaló y se dio de bruces contra el suelo. El golpe fue increíble. Ángel fue a ver qué le había pasado a su hermano. Si bien no se había hecho nada, el pequeño tenía un susto enorme.
—Toma, Eduardo, para ti –dijo Ángel, mientras que le daba la estrella—. Seguro que con ella te vas a sentir mejor.
La mañana siguiente fue muy singular. Ángel no se halló con una estrella. ¡Se halló con 2! El Hada de la luz había decidido dejarle una de repuesto, por si las moscas. Ángel estaba tan contento y tan conmovido que salió de la habitación despacio y se coló en cama de sus progenitores con una estrella en cada mano.
—Os he traído mis estrellas a fin de que os acompañen todo el día y no os pase nada malo —dijo el pequeño a sus papás—.
Una noche más, el Hada de la Luz visitó a Ángel, mas esta vez le dejó algo diferente. Cuando amaneció, el pequeño halló un papel amarillo decorado con estrellitas y purpurina de colores.
Lo cogió y fue corriendo a la habitación de su hermano.
—Eduardo, por favor, ¿te importa leerme lo que pone en este papel tan bonito? Estoy seguro que es del Hada de la Luz.
—Veamos —dijo Eduardo, haciéndose el interesante—. La nota afirma así:
“Querido Ángel: como has sido tan bueno y desprendido, te he traído un regalo muy singular. No cabía por la puerta, conque he debido dejarlo en el jardín”
La familia al completo salió al jardín para poder ver qué había dejado el Hada de la Luz para Ángel.
—¡Mira mamá! ¡Mira papá! —gritó el pequeño encantado.
El Hada de la Luz había dejado un enorme cesto lleno de estrellas de colores en el jardín.
—¡Excelente! ¡Ahora voy a poder obsequiar estrellas a mis amigos!
Y de esta forma fue. Desde aquel día Ángel siempre y en toda circunstancia tiene estrellas en sus bolsillos para obsequiarlas a quienes lo precisen, y si se terminan, el Hada de la Luz se hace cargo de dejarle un nuevo cesto lleno de ellas en su jardín a fin de que absolutamente nadie se quede sin la suya.

Qué aprendimos del cuento Un regalo para Ángel

Este cuento nos da un enorme ejemplo de esplendidez y bondad a través del pequeño Ángel. El pequeño no duda en desprenderse de su mayor tesoro toda vez que alguien lo precisa e inclusive cuando recibe el cesto de estrellas del Hada de la Luz, solo piensa en obsequiarlas a el resto para repartir dicha. Una bonita historia que va a hacer que los más pequeños comprendan que ser benevolente y espléndido siempre y en toda circunstancia es retribuido de alguna manera.

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